Pilar Conde, psicóloga y Directora Técnica de Clínicas Origen, explica que, aunque este fenómeno se relaciona con retos económicos, enero también supone un momento de reflexión sobre los objetivos personales y el regreso a la rutina. “El estrés aparece cuando la persona percibe que su economía no puede ajustarse a las demandas del mes o gestiona los gastos extra de manera ansiosa. Esto, combinado con los retos personales y la adaptación a la rutina, puede derivar en ansiedad o síntomas de decaimiento si no se afronta adecuadamente”, destaca Pilar.
Prácticas para afrontar la cuesta de enero
Según Pilar, existen ciertas prácticas o hábitos clave que pueden ayudarnos a afrontar la cuesta de enero desde otra perspectiva que nos ayuda a promover el bienestar emocional. Por ejemplo:
- Ajustar el presupuesto para minimizar el estrés económico.
- Adoptar rutinas saludables de sueño, alimentación y ejercicio.
- Retomar las actividades habituales que nos brindan estabilidad.
- Buscar apoyo social y familiar para compartir preocupaciones y soluciones.
- Planificar nuevos proyectos, definiendo cómo, cuándo y dónde llevarlos a cabo.
Al mismo tiempo, es importante estar motivado. Sobre todo, para cumplir todos esos propósitos que nos marcamos con la entrada de un nuevo año. Pilar Conde propone algunas tácticas para alcanzar esta motivación. En primer lugar, conectar con el significado de los objetivos, reflexionando sobre el “para qué” de cada propósito y asegurarse de que sea significativo. Esto ayuda a sostener la motivación a medio y largo plazo. Por otro lado, establecer pasos intermedios y dividir los objetivos en etapas alcanzables a corto plazo nos ayuda a ir poco a poco, enfocándonos en el siguiente paso en lugar de en la meta final. Por último, reforzar los logros obtenidos es vital para mantener el entusiasmo.
Conexión entre nutrición y salud emocional
Esther Montoliu, nutricionista y directora técnica de la Unidad de Nutrición y Obesidad de Clínicas Dorsia, subraya el papel esencial de una buena alimentación durante este periodo: “enero puede sentirse como un pequeño Everest. Aquí es donde la alimentación juega un papel clave, no solo para cuidar nuestro cuerpo, sino también nuestra salud emocional” comenta.
“El primer paso para lograr estabilizarnos de nuevo puede comenzar por volver a la organización en la cocina y en la despensa. Tras las fiestas, es normal sentir que hemos perdido el hilo de nuestra rutina alimentaria. Por eso, planificar un menú semanal puede ser tu mejor aliado”. Un menú equilibrado, que incluya frutas y verduras de temporada, alimentos poco procesados, proteínas de calidad, lácteos y grasas saludables, no solo favorece una dieta balanceada, sino que también reduce el estrés y fomenta decisiones conscientes. “Lo que comemos influye directamente en nuestra energía, nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para afrontar retos con optimismo”, afirma Esther.
En definitiva, la cuesta de enero no tiene por qué ser un obstáculo insuperable. Afrontarla con estrategias adecuadas, como las propuestas por las especialistas en nutrición de Clínicas Dorsia y psicología de Clínicas Origen, es clave para convertir los retos en oportunidades.