Pero la mayoría de quienes acudieron a la cita gastronómica de la peña El Botijo lograron el objetivo. Había muchos adultos pero pocos niños pequeños que a esas horas correteaban por el recinto ferial -por aquello de que las atracciones estaban rebajadas- a la espera de un viaje en cochecito.
Desde que se abrieron las cajas de cartón en las que se habían colocado 1.600 bocadillos recién hechos y se sirvieron los vasos de limonada -300 litros de sangría y así nos entendemos todos- aquello fue un no parar. Sólo los últimos en ponerse a la cola se quedaron sin merienda. Algo que sorprendió a los organizadores que no imaginaban que sus bocatas tuvieran tanto poder de convocatoria.
La alcaldesa, Paloma Adrados, se unió al reparto y aprovechó para intercambiar impresiones con quienes abrieron las fiestas a lo picapiedra. El concejal de Fiestas, Pablo Gil y sus compañeros de equipo de Gobierno; Susana Pérez Quislant, Isabel Pita y Pablo Rivas, también compartieron un rato divertido frente al puestecito de los de naranja contemplando el ir y venir de gentes bocadillo en mano.