Durante los meses de invierno, las personas de todas las edades tienden a sentirse encerradas, incluso un poco de mal humor. Con un clima frío y tras el ajetreo de las vacaciones, es bastante normal sentirse un poco deprimido. Además, entre los mayores este sentimiento de aislamiento social se acentúa debido, entre otros motivos, a una movilidad limitada.
Es importante permanecer alerta, ya que si un familiar está sintiendo tristeza, letargo o inquietud durante un período muy prolongado de tiempo podría, según los expertos, padecer el denominado Trastorno Afectivo Estacional (TAE).
¿Qué es el trastorno afectivo estacional?
El Instituto Nacional de Salud Mental define el Trastorno Afectivo Estacional como un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de síntomas de depresión, generalmente en invierno.
Si bien se ha convertido en algo así como una palabra de moda en los últimos años, el TAE es menos común de lo que podríamos pensar. Se estima que entre un 10 y un 20% de la población puede sufrir una forma leve de depresión estacional, que causa efectos y síntomas como:
En España, según los datos publicados por la UNED, entre el 15 y 35% de los ancianos sufren algún tipo de depresión. Además el TAE es cuatro veces más común en las mujeres que en los hombres. Pero el principal problema es que esta afección a menudo pasa desapercibida y no se diagnostica.
El invierno puede ser psicológicamente difícil para los mayores
¿Qué pueden hacer los familiares para ayudar?
Si notas alguno de los signos de advertencia de depresión en tus seres queridos, asegúrate de ayudarles a ponerse en contacto con un profesional médico lo antes posible. Si está lidiando con el trastorno afectivo estacional, puede haber opciones de tratamiento que puedan ayudarle a controlar los síntomas. Pero si no es el caso, puede que sea suficiente hacer algunos cambios en el estilo de vida.
Consejos para ayudar a evitar algunos efectos de la depresión
Encontrar tratamientos para el TAE
Si un ser querido es diagnosticado de TAE, los profesionales médicos a menudo recomiendan una combinación de terapia de conversación y fototerapia, para compensar la disminución del sol durante los meses de otoño e invierno utilizando la exposición diaria a la luz artificial.
Aumentar el consumo de vitamina D
La deficiencia de esta vitamina es frecuente —y peligrosa— en los mayores. Los individuos con TAE a menudo tienen niveles bajos de vitamina D en la sangre. A veces, la llamada “vitamina del sol“ es vital para mantener un corazón sano, huesos fuertes y un sistema inmunitario que funcione.
Si las pruebas revelan que un familiar es deficiente en vitamina D, este debería pasar más tiempo a la luz del sol y/o tomar suplementos. Además, de ser muy recomendable seguir una dieta rica en vitamina D, que puede provenir de fuentes como yemas de huevo, queso y pescado graso (como el salmón), así como de algunos alimentos básicos comunes como la leche, el yogur, los cereales y el zumo.
Mantenerse activo
Estar activo física y socialmente puede ayudar a las personas de todas las edades a evitar la depresión invernal, y más aún en el caso de las personas mayores. Por eso, es recomendable que realicen al menos 30 minutos de ejercicio al día.
También deben permanecer socialmente relacionadas. Para ellos, intenta ayudar a tus seres queridos a involucrarse en las celebraciones navideñas, y anímales a pasar el mayor tiempo posible con amigos y familiares.
Comer y beber responsablemente
¿Alguna vez has oído la frase “eres lo que comes”? Los estudios han demostrado que existe una relación directa entre lo que comemos y bebemos y nuestra salud en general. Durante los meses de invierno, los expertos animan a las personas mayores a limitar su consumo de alcohol y centrarse en comer una dieta sana y equilibrada, mientras reducen los refrescos azucarados y con almidón. Y, como no, deben beber mucha agua y líquidos (zumos, infusiones...), para que se mantengan bien hidratados.
Hágase la luz
Otra recomendaciones se que durante los meses de invierno, cuando los días se acortan, conviene mantenar la casa bien iluminada, permitiendo en la medida de lo posible que entre la luz del sol. Y si hace bueno, pasar el máximo de tiempo al aire libre.
Ayuda adicional
Los meses de invierno pueden ser agitados y difíciles tanto para las personas mayores como para los familiares que los cuidan. De ahí que, si no podemos hacerlo personalmente, resulta imprescindible buscar a un profesional que le dé apoyo y una atención personalizada, alguien que incluso puede llevar a cabo visitas con cierta regulaidad. Es este punto es donde aparece la figura de los cuidadores.
La labor de estos profesionales se centra en proporcionar a las personas mayores el apoyo práctico y diario que necesitan para vivir de forma independiente.
El cuidado profesional es una manera flexible y asequible de asegurarse de que un ser querido no sufra ningún tipo de aislamiento lo largo de los meses de invierno.
Un cuidador profesional puede ayudar a mejorar la calidad de vida y levantarle el ánimo a las personas mayores que viven y se sienten solas, porque: