La presencia de dispositivos conectados, más allá de los contextos laborales o de aprendizaje formal, es un hecho que envuelve lo cotidiano de casi todas las familias. En tiempos de ocio, el uso de la tecnología genera riesgos para la seguridad y privacidad adicionales por ser entornos menos controlados desde el punto de vista de la seguridad y, donde la supervisión y el uso razonable entran en contradicción constante con prácticas abusivas que hemos normalizado peligrosamente en detrimento de tiempos de actividad física, ocio al aire libre, juego simbólico, lectura, etc. .
Miguel Ujeda Gálvez, director de Innovación Mirasur School nos dice cómo afrontar estas fiestas con los niños y la tecnología:
Hay cada vez más voces de alarma ante lo que algunos autores llaman el “secuestro” de la atención (recomiendo leer a James William en “Clics contra la humanidad: Libertad y resistencia en la era de la distracción tecnológica”). Nuestros hijos demandan cada vez más tiempo de exposición y consumo en pantalla con nefastas consecuencias para su desarrollo cognitivo y social, porque el tiempo destinado al consumo digital implica dejar de hacer otras cosas necesariamente, entre otras, dormir menos.
Algunos estudios describen una deriva muy preocupante desde el punto de vista educativo y parece que entra en contradicción con la experiencia que hemos consolidado en tiempo de pandemia acerca que la tecnología pasa a ser un gran aliado para dar continuidad al aprendizaje y al trabajo por medios telemáticos de un modo híbrido. No obstante, se reconoce en la tecnología un acelerador del cambio y la innovación necesarios, aunque sin un propósito bien definido y una buena capacitación del profesorado y del alumnado, lleven al fracaso.
Esta contradicción es solo aparente porque el problema no radica en el uso profesional y educativo de la tecnología, aunque haya muchos matices a esta afirmación, sino en los tiempos de ocio en los que la tecnología ofrece acceso a plataformas no supervisadas que no verifican la edad mínima legal de uso y en las que el producto es nuestra atención y la de nuestros hijos. El problema está en el contenido y lo vemos claramente para niños de corta edad, pero también el riesgo radica en que ese contenido es anzuelo para obtener datos con los que comerciar. Como dicen en el sector tecnológico, cuando el servicio es gratuito normalmente el producto eres tú.
¿Por dónde empezar y de qué forma en tiempo de vacaciones podemos ayudar a nuestros hijos a hacer un uso más razonable y menos abusivo de la tecnología? Os sugerimos algunas acciones:
En palabras de Michel Desmurget en su libro “La fábrica de cretinos digitales”, podemos establecer 3 conclusiones sobre el uso abusivo de tecnología que nos deben animar a comprometernos por llevar a cabo acciones educativas compensatorias:
Os animamos a ser proactivos y comenzar a poner en marcha algunas o todas las propuestas descritas e iniciar un proceso de reflexión para recuperar el control.