La depresión postvacacional se identifica con la presión emocional que sentimos al tener que volver a la rutina después de haber disfrutado de un periodo de vacaciones. Después de pasar unos días de relax al borde del mar, acompañados de familia o amigos, o visitando lugares increíbles, volver a los madrugones, las 8 horas en el trabajo y la rutina de la casa se puede hacer muy cuesta arriba. Pero, ¿en qué consiste la depresión postvacacional y cómo se puede aliviar?
“Empezar el curso y volver al trabajo es uno de los temas que vemos en consulta, a la gente le cuesta volver a trabajar. Esto puede ser el proceso normal después de las vacaciones o pueden esconder otro tipo de dificultades, como que su trabajo no les satisface, sienten que no avanzan, lo ven solo como una forma de ganar dinero y no como un medio de desarrollo personal, o tienen dificultades con alguna persona del entorno. Por otro lado, las personas que tienen la suerte de dedicarse a algo que les gusta, les cuesta menos reincorporarse después de las vacaciones”, señala Ana Lucas, psicóloga y directora de Psico-Salud.
A veces, esa sensación de “depresión” después de las vacaciones puede producirse también después de pasar unas vacaciones increíbles, que han superado con creces las expectativas, o en las que se ha logrado salir de la rutina y disfrutado de muchos momentos de vida social. Volver a nuestra rutina y asumir que ya no es todo tan emocionante, o que no tenemos tanto tiempo para quedar con nuestros amigos o conocer gente nueva, puede hacer que la vuelta se nos haga cuesta arriba.
¿Cómo podemos darle la vuelta a la depresión postvacacional? Ana Lucas nos comparte 5 recomendaciones para hacer más fácil nuestra vuelta a la rutina:
Para la psicóloga Ana Lucas, no hay que confundir una depresión postvacacional con el malestar que nos produce tener que volver a la rutina. Y es que, al hablar de depresión postvacacional tenemos que estar muy atentos a los primeros síntomas. “El primer síntoma más fácil de identificar suele ser que baja el nivel de energía, eso se aplica a todos los aspectos de la vida. Desde salir, ponerse guapo, a hacer la comida o que cueste hacer planes. Eres más lento con las ideas, y no te apetece hacer las cosas. Y el segundo síntoma es que aparecen ideas rumiativas de malestar que ocupan espacio mental y todas están relacionadas con ese tema”.
En el momento en el que se manifiestan alguna de estas señales, la apatía y la falta de energía, es muy importante apoyarte en un profesional que te ayude a identificar el problema y te asesore para empezar el curso con buen pie.