Todo ocurrió hace unos diez días cuando un vecino llamó a los agentes, que se dirigieron a la calle Libra, ubicada en el barrio de Aravaca. Allí encontraron a una tortuga de espolones africana que pesaba más de 30 kilos. La tortuga estaba activa, en buen estado y además comprobaron que contaba con microchip por lo que se contactó a su propietario, quien llegó al lugar para recogerla.
Los agentes recibieron del dueño la documentación pertinente del animal, el cual está registrado en el régimen CITES, un tratado internacional que regula la prevención del tráfico transfronterizo de especies en peligro de extinción y otras especies de plantas y animales silvestres.
Sin embargo, se presentó una denuncia en base a una ordenanza municipal debido a la falta de acciones adecuadas para proteger a este animal. Hasta ahora, no se tiene información sobre cómo logró escapar y cubrir la distancia de aproximadamente 3 kilómetros entre los dos lugares.