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¿Estás obsesionado con una alimentación saludable?

Redacción | Martes 08 de octubre de 2024
¡Cuidado! Puede desembocar en burnout nutricional. Cada tarea relacionada con la alimentación se ha convertido en un examen sorpresa, lo que provoca ansiedad nutricional y emocional. Salena Sainz explica qué es el burnout nutricional y cómo no caer en él.

Debido a este mundo en el que vivimos, donde nos exponemos a una gran cantidad de información, nace el término “burnout nutricional”. Salena Sainz, nutricionista y fundadora de Naturae Nutrición te explica en qué consiste esta realidad que cada vez sufren más personas.

¿Qué es el burnout nutricional?

Originariamente, el burnout se define como una cronificación del estrés laboral que desencadena en el agotamiento generalizado. Pero, en términos de nutrición, ”el burnout nutricional hace referencia al agotamiento físico y mental que puede experimentar una persona tras la dedicación y preocupación abusiva por su alimentación y hábitos saludables, lo que puede desembocar en un trastorno emocional o de la conducta alimentaria”, explica la nutricionista.

Tal como afirma Salena, cada vez es más elevado el porcentaje de clientes que llega a consulta con este problema, “esto es debido a la sobreinformación a la que están sometidos. Actualmente no está claro que grupo de alimentos debemos eliminar de nuestra dieta y los diferentes divulgadores tienen opiniones dispares, por ejemplo, unos dicen que el “ayuno intermitente” nos salvará, otros que eliminar los carbohidratos de la dieta te aportarán la felicidad y ese cuerpo soñado, y por no olvidar a los que dicen que sólo rendirás en el deporte si preparas unos “chupitos detox”, entre otras opiniones, y claro esto lo único que consigue es colapsar a las personas”, añade.

Respecto a esto, la experta expresa que “tras dietas estrictas y deporte excesivamente intenso, ahora parece que cada tarea relacionada con la alimentación o cuidarse se ha convertido en un examen sorpresa lo que provoca ansiedad nutricional y emocional”.

En definitiva, “los síntomas se expresan con agotamiento mental, presión ante la compra semanal por elegir uno u otro alimento de forma incorrecta, irritabilidad y culpabilidad ante todo aquello que tenga que ver con un simple plato de comida. Ante esta situación, se comienza a procrastinar y sentir desmotivación por cuidarse, alternando momentos obsesivos con otros de dejadez extrema. En muchos casos puede incluso derivar en trastorno de atracón y se genera una inflamación crónica de bajo grado”, describe la nutricionista.

La clave: evitar radicalismos y extremismos nutricionales

Lo primero de todo, Salena resalta que hay que evitar el exceso de información sin cribar, después, que es fundamental consultar con un profesional cualificado y a ser posible colegiado. “Debemos tener claro que no todo vale para todos, la alimentación debe ajustarse a nuestras necesidades, no solo físicas, también emocionales y otras circunstancias como el entorno, tiempo libre o familia”, declara Sainz.

Por otro lado, “también es esencial evitar radicalismos y extremismos nutricionales, ya que no existen alimentos malos como tal y es el conjunto de hábitos diarios lo que marca nuestro estado de salud general. Tenemos que proporcionar a nuestro cuerpo energía cuando la sintamos necesaria y no realizar dietas extremas que pueden producir deficiencias. Es importante aprender a relajarnos y disfrutar de un plato sin culpabilidad, sin contar sus calorías, ni obsesionarse con la composición de sus nutrientes de forma constante”, razona la experta.

Por último, Salena llega a la conclusión que “alimentarnos no puede ser un factor más de estrés sino una forma de entregar a nuestro cuerpo y mente aquello que necesita para sentirse bien”.


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