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6 red flags para tu piel que tienes que tener en cuenta (sí o sí)

P.L.C. | Lunes 28 de octubre de 2024

Esther Moreno, facialista y cosmetóloga en EM Studio, con sede en Barcelona, nos revela las seis señales de alerta que seguramente estás ignorando y que podrían comprometer la salud de tu piel.



Cuando se trata de cuidar la piel, la línea entre lo que la mejora y lo que puede dañarla sin que nos demos cuenta es muy delgada. Esther Moreno, facialista y cosmetóloga fundadora de EM Studio en Barcelona, nos ofrece su visión experta sobre las seis señales de alerta (o "red flags") que debes corregir para mantener tu piel sana y equilibrada.

No limpiar tu piel (por las noches y por las mañanas)

Esther Moreno insiste en que una buena limpieza es esencial para mantener la piel saludable. "La piel acumula impurezas, sebo y contaminación a lo largo del día. Si no la limpiamos adecuadamente, los poros se obstruyen, lo que provoca brotes y acelera el envejecimiento", comenta Moreno. La limpieza no solo elimina la suciedad, sino que también prepara la piel para absorber mejor los productos que apliquemos después.

Moreno recomienda la doble limpieza en la rutina nocturna, comenzando con un limpiador a base de aceite para eliminar maquillaje y protector solar, seguido de uno a base de agua para retirar las impurezas restantes. "Por la mañana, un limpiador suave es suficiente para eliminar los restos de la noche y refrescar la piel ", concluye.

No usar protector solar (todos los días del año)

"El protector solar no es solo para los días de playa", afirma rotundamente Moreno. Los rayos UV están presentes durante todo el año y son responsables de la aparición de arrugas, manchas y envejecimiento prematuro. Si no usas un protector solar diariamente, estás exponiendo tu piel a daños irreversibles. "Elige uno que se adapte a tu tipo de piel y aplícalo cada mañana, independientemente del clima".

No lavar tus manos antes de tocar tu piel

¿Alguna vez te has tocado la cara sin pensar? Seguro que muchas veces al día, lo que no tenemos en cuenta es que "nuestras manos están constantemente expuestas a gérmenes, suciedad y bacterias, y al tocar nuestra piel, las transferimos directamente a nuestro rostro", advierte Moreno. Puede parecer exagerado, pero es fundamental lavarse las manos antes de aplicar cualquier producto o incluso antes de hacer contacto con el rostro para evitar brotes y otras irritaciones.

Usar agua caliente para limpiar tu piel

Aunque una ducha caliente puede ser reconfortante, no es lo mejor para tu piel. "El agua caliente elimina los aceites naturales de la piel, dejándola seca y susceptible a irritaciones", menciona la facialista. Lo ideal es usar agua tibia para limpiar el rostro y asegurarse de que el pH de la piel se mantenga equilibrado.

Exfoliar en exceso tu piel

La exfoliación es un paso importante para remover las células muertas y mejorar la textura de la piel, pero hacerlo en exceso puede ser contraproducente. "Exfoliar demasiado puede debilitar la barrera cutánea, haciendo que la piel pierda su capacidad de protección natural", advierte Esther Moreno. Cuando esto sucede, la piel se vuelve más sensible, seca e irritada, y puede llegar a desarrollar problemas como rojeces, descamación o incluso brotes.

Moreno recomienda realizar una exfoliación controlada y adaptada al tipo de piel de cada persona. En este sentido, es fundamental elegir el tipo de exfoliante correcto: mientras que los exfoliantes físicos eliminan las células muertas mediante fricción, los exfoliantes químicos, como los AHA o BHA, disuelven las células sin necesidad de frotar, lo que los hace más suaves y eficaces para ciertos tipos de piel, especialmente las más sensibles.

Además, la facialista recuerda que tras la exfoliación, la piel puede volverse más vulnerable al sol. "Es vital aplicar protección solar diaria para proteger la piel renovada y evitar daños como manchas o envejecimiento prematuro", concluye.

No tener una rutina cosmética adecuada

Cada piel es única y necesita una rutina personalizada para estar sana y protegida. "No todas las rutinas cosméticas funcionan igual para todas las pieles", comenta Esther Moreno. Usar productos que no se adapten a las necesidades específicas de tu piel puede provocar irritaciones, desequilibrio en la barrera cutánea o incluso empeorar problemas como el acné o la sequedad.

Moreno enfatiza la importancia de seguir tres reglas mínimas e imprescindibles en cualquier rutina cosmética: limpieza, hidratación y protección. "Una buena rutina de limpieza elimina las impurezas sin dañar la piel, la hidratación ayuda a mantener la barrera cutánea y la elasticidad, y la protección solar diaria es esencial para prevenir los efectos nocivos de los rayos UV", explica. Sin estos tres pilares, la piel queda expuesta a daños y no puede regenerarse correctamente.

La facialista también recalca que, aunque haya productos comunes, es vital que cada rutina sea personalizada. "Lo que funciona para una persona puede no ser adecuado para otra, y una mala elección de productos puede incluso perjudicar tu piel", advierte. Por eso, es recomendable consultar con un profesional que pueda adaptar la rutina a las necesidades específicas de cada piel, y maximizar los beneficios de los tratamientos.

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