Consideramos al intestino el segundo cerebro porque está compuesto por más de 100 millones de neuronas, componiendo así un propio sistema nervioso independiente llamado sistema nervioso entérico. Este sistema nervioso no solo regula las funciones digestivas, sino que también interactúa directamente con el cerebro, influenciando emociones, comportamiento y salud general.
1. Un sistema nervioso independiente
El sistema nervioso entérico controla todas las actividades del intestino, desde la digestión hasta los movimientos intestinales. Aunque está conectado al cerebro a través del nervio vago, puede funcionar de manera autónoma. Esto significa que el intestino puede tomar “decisiones” independientes, como ajustar la velocidad de la digestión o responder a estímulos externos (como el estrés) sin intervención directa del cerebro.
2. Producción de neurotransmisores
El intestino produce unas moléculas esenciales para el funcionamiento cerebral llamadas neurotransmisores entre ellas se incluyen:
3. Comunicación Bidireccional: El nervio vago
El cerebro y el intestino están conectados y en comunicación constante gracias al nervio vago, este se origina en el tronco cerebral, cruza el pecho y llega hasta el abdomen. Esto permite que el cerebro afecte el intestino, que se ve claramente en cómo se altera la salud intestinal cuando tenemos picos de estrés. Además, cuando hay una inflamación intestinal, un aumento de la permeabilidad disbiosis de la microbiota, el intestino envía señales y sustancias al cerebro que afectan a nuestro estado ánimo o claridad mental
4. El microbioma intestinal como regulador cerebral
El intestino alberga trillones de bacterias, las que forman el microbiota, que desempeñan un papel crítico en la comunicación con el cerebro. Estas bacterias producen metabolitos y neurotransmisores que afectan el cerebro. Además, regulan la inflamación en el cuerpo y el cerebro, lo que puede influir en trastornos como ansiedad y depresión. Finalmente, ayudan a mantener la integridad de la barrera intestinal, evitando que sustancias nocivas entren a la sangre y afecten el sistema nervioso.
5. ¿Por qué es literalmente un “cerebro”?
El intestino se considera un cerebro por las siguientes razones:
6. Ejemplos de su influencia
Conclusión
El intestino no solo es responsable de la digestión, sino que actúa como un centro de control para nuestra salud emocional y mental. Su conexión directa con el cerebro, la producción de neurotransmisores y su independencia como sistema nervioso lo convierten en un verdadero “segundo cerebro”. Esto explica por qué cuidar del intestino tiene efectos tan profundos en cómo pensamos, sentimos y vivimos.