Redacción | Sábado 22 de febrero de 2025
Se trata de un trabajo elaborado por la coordinadora de Primaria del Colegio Reial Monestir de Santa Isabel
Proteger y trabajar la autoestima de los más pequeños es un proceso complicado para todos los padres. Sobre todo, cuando empiezan momentos de socialización con otros niños de su edad que puede generar situaciones incómodas para ellos. Según concretan expertas pedagogas, es importante abordar la autoestima de los hijos también desde casa.
Ana Armenteros, pedagoga y coordinadora de Primaria del colegio Reial Monestir Santa Isabel de Barcelona, ha elaborado un decálogo para que padres y madres puedan abordar de una manera más sencilla el desarrollo y fortalecimiento de la autoestima de sus hijos. Este documento cuenta con la supervisión y apoyo del Departamento de Orientación Psicopedagógica (DOP) del Colegio.
Según indican desde el centro, “es una manera de formar a todas las familias para facilitar la educación en casa y que sepan afrontar situaciones que pueden ser complicadas”. El decálogo parte desde fomentar la comunicación de los sentimientos hasta evitar las comparaciones con otros niños que puedan crearles inseguridad.
Expresar a los niños nuestros sentimientos. Según detalla la experta, “es importante que sepan que les queremos aunque sea algo evidente. Hay que transmitírselo con palabras y con hechos como un simple abrazo, porque así también ganan seguridad”.
Pedir las cosas bien. De esta manera, conseguimos una mejor relación con el niño, además de facilitar que lo haga mejor y más rápido porque no es una regañina ni nada similar.
No dar todo lo que piden. Para Ana Armenteros, es importante no ceder siempre ante nuestros hijos porque en muchas ocasiones simplemente piden cosas para saber cuál es su límite y el nuestro. “Piden para saber hasta dónde son capaces de llegar, cuál es su poder de convicción respecto a los padres”, incide.
Corregir a solas. Es muy habitual que los más pequeños hagan comentarios o tengan comportamientos que no son adecuados. Sin embargo, es importante corregirles con amabilidad para que lo vean como un aprendizaje y, posteriormente, explicárselo cuando esté a solas para evitar que se encuentre en una situación de vergüenza y señalamiento.
No hacerles mentir. Los padres deben ser los referentes para los niños. No hay que decir ni hacer lo que no queremos que ellos hagan. Y una de esas cosas es mentir. Hay veces que incluso, aunque sea una mentira de poca importancia, implicamos a los pequeños. “Es una forma de que pierdan la fe en sus padres de forma paulatina”, explica Armenteros.
No comparar con nadie. Sobre todo en ese momento de corregirles cuando están rodeados de amigos y personas mayores. Hay que fortalecer la confianza de los más pequeños, evitando esas comparaciones que pueden crearle inseguridad.
Dejar que hagan las cosas solos. De esta manera, además de permitirles un mejor aprendizaje, también fomentamos su independencia y reducimos sus peticiones a los padres. Es algo que puede ser muy bueno no solo para acciones cotidianas, sino también para aspectos escolares.
Cumplir las promesas. “Hay que cumplir lo que se le dice a los niños. Ya sea bueno o malo. Es muy probable que intenten convencernos, pero es importante no perder la credibilidad porque entonces sabrán cuándo pueden salirse con la suya”, indica.
Reconocer los errores. Como siempre decimos, los padres son el espejo en el que se miran sus hijos. Y reconocer los errores no solo transmite credibilidad y seguridad en uno mismo, sino que también mejora la confianza y la comunicación.
No gritar. Alzando demasiado la voz no solo mostramos un comportamiento que luego los niños pueden imitar en otras situaciones, sino que podemos hacerles desconfiar de ellos mismos, generarles situaciones de estrés y miedo.
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