La característica fundamental del asma es la inflamación y obstrucción de los bronquios, impidiendo que el aire llegue correctamente a los pulmones. Además, su desarrollo puede ser desencadenado por diversos factores, entre ellos está la exposición a ciertas sustancias del medioambiente que hacen que los bronquios se estrechen o se irriten.
Además, cada vez hay más casos graves, algo que tiene que ver con el mal seguimiento del tratamiento.
Esta afección de la salud se presenta en dos diferentes formas: asma no alérgica o intrínseca y asma alérgica o extrínseca. Y cada una tiene su propio detonante.
Este tipo de asma, que comúnmente se manifiesta en la infancia o adolescencia, es provocado por alérgenos presentes en el entorno. Algunos alérgenos típicos incluyen polen, caspa de mascotas, esporas de moho, ciertos alimentos, ácaros del polvo y factores irritantes en el aire.
El asma alérgica es el tipo de asma más común y a menudo se inicia en la infancia o adolescencia. Ciertos alérgenos en el medioambiente pueden activar el asma alérgica. Algunos alérgenos comunes incluyen:
En la mayoría de los casos existe una predisposición genética, sumado al contacto con las sustancias que provocan la inflamación de los bronquios, desencadenan el asma.
El asma no alérgica no está vinculado a un alérgeno para activar un ataque. Y es más probable que aparezca en la edad adulta, afectando más a las mujeres que a los hombres.
Y los expertos consideran que el asma no alérgica se desarrolla debido a factores genéticos y ambientales. Por ejemplo, los síntomas pueden ocurrir cuando una persona está expuesta a:
Esta enfermedad puede conllevar varias complicaciones que afectan a la vida de las personas que la padecen.
Las más comunes son:
Cualquiera de los dos tipos de asma, conduce a un broncoespasmo del músculo liso bronquial, lo que conlleva un estrechamiento de los bronquios (obstrucción de las vías respiratorias), que a su vez desencadena los siguientes síntomas:
El asma no puede curarse, pero mediante algunas medidas terapéuticas es posible controlar la enfermedad. De esta manera, los pacientes pueden mantener en gran medida su calidad de vida.
Los pacientes suelen usar medicación de manera continua como tratamiento base: broncodilatadores, glucocorticoides y expectorantes. Y en caso de un ataque de asma agudo, el médico administraría glucocorticoides por vía intravenosa.
Varios estudios científicos muestran que la fisioterapia puede mejorar los síntomas y reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques de asma.
Gracias a la fisioterapia puedes ayudar a tus pacientes con asma a entrenar la respiración, fortalecer el cuerpo, así como también mejorar la capacidad respiratoria en general. Los tratamientos se basan en el aprendizaje de técnicas respiratorias, eliminación de secreciones, estimulación de la tos, drenaje y gimnasia postural.
Y con la utilización del equipo de radiofrecuencia de segunda generación de Capenergy C200 Respiratory, conseguirás una dilatación broncopulmonar de manera natural, aplicando un tratamiento seguro, inocuo y bien tolerado por el paciente.
El efecto beneficioso de la radiofrecuencia se debe a que produce cambios en el nivel de señalización de calcio, que es fundamental para la contracción del músculo liso. Lo que disminuye la restricción pulmonar que causa la broncoconstricción.
Además, la tecarterapia genera cambios inmunológicos que liberan las sustancias broncoconstrictivas.
¿Te gustaría experimentar y comprobar cómo la radiofrecuencia Capenergy en el tratamiento del asma de tus pacientes?