Política

Fallece el Papa Francisco

Redacción | Lunes 21 de abril de 2025
El Papa Francisco falleció a los 88 años, según anunció el cardenal Farrell. Su papado, iniciado en 2013, se caracterizó por reformas sociales y críticas al capitalismo. Fue un líder innovador que priorizó a los marginados y promovió la inclusión en la Iglesia, dejando un legado significativo y polémico.

Hoy lunes 21 de abril, a los 88 años, ha fallecido el Papa Francisco, según ha informado el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo del Vaticano. La Santa Sede ha hecho público el anuncio a las 9:52 mediante un comunicado que decía: “Hace poco, su eminencia, el cardenal Farrell, ha anunciado con tristeza la muerte del papa Francisco, con estas palabras: ‘Queridos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar el fallecimiento de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, especialmente en favor de los más pobres y marginados. Con inmensa gratitud por su ejemplo de verdadero discípulo del Señor Jesús, encomendamos el alma del Papa Francisco al infinito amor misericordioso del Dios Uno y Trino”.

En Roma, las campanas de luto ya resuenan en todas las iglesias. El Papa Francisco, quien había sido dado de alta del hospital el pasado 23 de marzo tras una larga hospitalización de 37 días debido a una grave neumonía, apareció por última vez en público este domingo en la plaza de San Pedro para ofrecer la tradicional bendición Urbi et orbi. Su voz apenas se escuchaba mientras deseaba una feliz Pascua a los fieles. Posteriormente, realizó un recorrido por la plaza en el papamóvil, una escena que ahora queda como su despedida ante la multitud.

Durante 11 años, la Iglesia ha experimentado una auténtica cambio en diversos aspectos. Un hecho notable fue la convivencia de dos pontífices durante un período de nueve años, que culminó con el fallecimiento de Ratzinger el 31 de diciembre de 2022. Este escenario generó numerosas conversaciones y debates en su momento, sin embargo, el paso del tiempo ha demostrado que apenas ocasionó dificultades. Además, ha establecido un importante precedente.

Desde su elección en 2013, el pontífice ha llevado a cabo un mandato que se extiende por 11 años, un periodo marcado por un evento histórico tras la renuncia de Benedicto XVI. Cansado y derrotado por las intrigas palaciegas y la corrupción de la Curia, Joseph Ratzinger decidió abandonar su cargo, sintiéndose impotente ante la necesidad de implementar reformas internas en el Vaticano, que abarcaban desde el banco de la Santa Sede hasta el escándalo de la pederastia

Jorge Mario Bergoglio, originario de Argentina y miembro de la orden jesuita, fue seleccionado para llevar a cabo una renovación dentro de la Iglesia católica, con el objetivo de modernizarla y abordar reformas que habían quedado pendientes. Su carácter, a veces impulsivo y enérgico, ha hecho que su paso por el papado sea comparable a un vendaval en el ámbito social, donde ha realizado críticas sin precedentes al sistema capitalista actual. Sin embargo, los resultados en cuanto a las reformas internas han sido dispares, lo que ha generado profundas divisiones en el camino.

Jorge Mario Bergoglio, originario de una familia humilde del barrio de Flores en Buenos Aires, nació en 1936 y es descendiente de inmigrantes italianos piamonteses. En su trayectoria académica, se graduó primero en química y posteriormente en filosofía. En 1958, ingresó a la Compañía de Jesús. Entre 1973 y 1979, ocupó el cargo de provincial de la orden en Argentina, periodo que coincidió con la dictadura militar. Desde esa posición, brindó apoyo a varios perseguidos políticos para ayudarles a escapar. Esta vivencia influyó profundamente en su perspectiva política, al igual que su identidad como hijo de inmigrantes y su fervor juvenil por el peronismo.

Para el sector más conservador de la Iglesia, las acciones del Papa han ido incluso demasiado lejos, lo que ha generado un verdadero frente en su contra. Este grupo lo percibe casi como un Papa populista de izquierdas y peligroso. Sin embargo, las altas expectativas que suscitó también han llevado a desilusiones entre los más progresistas, quienes anhelaban reformas más significativas en aspectos como la reforma de la Curia, el aumento de la colegialidad en las decisiones, la ordenación femenina o en cuestiones de doctrina sexual.

En relación con uno de los problemas más críticos, la lucha contra la pederastia, se ha comprometido profundamente mediante normativas y decisiones contundentes; por ejemplo, hizo dimitir a toda la conferencia episcopal chilena. No obstante, no siempre ha contado con el respaldo de la jerarquía restante, ya que los obispos de cada país y la burocracia vaticana han mostrado resistencia ante sus iniciativas.

Es indudable que con su elección, Francisco se convirtió en el primero en múltiples aspectos: fue el primer papa americano, el primer papa no europeo desde el siglo V, el primer papa jesuita y también el primero en adoptar el nombre de Francisco, una decisión que lo decía todo. Antes de él, ningún pontífice había tenido la osadía de elegir un nombre que evocara a un santo tan radical, quien desafió la opulencia vaticana y dedicó su vida a ayudar a los pobres.

La elección de su nombre estuvo inspirada por las palabras del cardenal brasileño Claudio Hummes, quien al abrazarlo después de su elección como pontífice le dijo: “No te olvides de los pobres”. Desde entonces, Francisco ha mantenido esa promesa y ha mostrado una clara aversión hacia las tradiciones y costumbres papales más convencionales, optando por un enfoque más sencillo y directo en su trato con los demás.

Sin embargo, durante algunos años, fue relegado dentro de la Compañía, un periodo que él mismo describió como “oscuro”. En 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires, marcando el inicio de un ascenso en su figura. En 2001, fue elevado a cardenal, y para 2005, tras el fallecimiento de Wojtyla, se convirtió en un candidato claro para el papado, siendo uno de los más votados en el cónclave. Finalmente, fue elegido como Benedicto XVI, una opción que representaba una continuidad tras el extenso pontificado de Juan Pablo II, ya que el camino a seguir era incierto.

La renuncia de Ratzinger volvió a situar a la Iglesia en una encrucijada similar, y en esta ocasión, la elección de Bergoglio se llevó a cabo de manera rápida. A los 76 años, ya se presagiaba que su pontificado sería breve, pero había un deseo de impulsar un periodo de reformas significativas. La revolución impulsada por Francisco se manifestó principalmente en el ámbito social y en su franca crítica hacia los excesos del sistema económico actual, siendo esta la más directa que un pontífice haya expresado hasta el momento.

Con una marcada preocupación por la ecología y el cambio climático, dedicó su primera encíclica, Laudato sì, publicada en 2015, a este asunto (la anterior, Lumen fidei, de 2013, era en realidad un trabajo que dejó inconcluso Benedicto XVI, y que él finalizó). En su siguiente encíclica, Hermanos todos (2020), profundizó aún más en sus críticas al neoliberalismo y al populismo. La cuarta y última encíclica, titulada Nos amó (2024), se centró más en lo teológico y espiritual, haciendo un llamado a actuar con el corazón, trascendiendo así la lógica del dinero y la frialdad de los algoritmos.

Francisco ha sido el líder que ha guiado a la Iglesia hacia el siglo XXI, enfrentando los retos contemporáneos (y gestionando una cuenta en Instagram desde 2016). Ha abierto senderos que, aunque inciertos, deberán ser transitados por su sucesor. La aceptación fraternal de homosexuales y transexuales se ha promovido, permitiendo la bendición de parejas y su papel como padrinos. Además, se ha facilitado la inclusión de mujeres en altos cargos dentro de la Curia, junto con un llamado a “desmasculinizar la Iglesia”, aunque ha decidido congelar el tema más controvertido: la ordenación femenina. También se ha acercado a aquellos divorciados que han vuelto a casarse.

La prioridad de su mandato puede resumirse en una sola palabra: “periferia”. Esta palabra se refiere a aquellos que están al margen de la sociedad, de la ciudad, de las fronteras y que se encuentran alejados del poder. Su enfoque se refleja en los viajes que ha realizado, un total de 47 a 66 países, donde casi siempre ha optado por no visitar grandes potencias o naciones con una fuerte tradición católica, como es el caso de España, país al que nunca ha viajado. Solo consideró la posibilidad de ir a Canarias debido a la crisis provocada por la llegada de inmigrantes desde África. De hecho, su primer viaje marcó claramente su línea de acción: se dirigió a la isla italiana de Lampedusa, un punto clave para los migrantes. En su autobiografía, que fue publicada en enero de 2025, quiso transmitir un mensaje sencillo pero profundo a todos los hombres, tanto creyentes como no creyentes; este mensaje se resume en una única palabra: esperanza, que también es el título del libro.

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