Según ha relatado una profesora de aquella época al diario ABC, "los profesores más afectados fueron los de la tercera planta, que son los que fallecieron".
Tanto ella, como sus compañeros de pasillo, temen que con el derribo de parte del inmueble el amianto que dicen que allí permanece dormido resurja: "Al demolerlo se van a remover todas las tapas de uralita que instalaron en su día".
Por otra parte, Nuria Albert, directora del área de Obras y Mantenimiento de la Complutense sostiene que "ninguno de los materiales del edificio tiene amianto".
De hecho, ha buscado los estudios que se hicieron en su día y que dieron negativo en amianto y "no los encontré y encargué unos nuevos", que nuevamente dieron "resultado negativo".