La diabetes afecta en España a cerca de 6 millones de personas y es la responsable de 25.000 muertes cada año, además de estar detrás de 7 de cada 10 amputaciones no traumáticas de las extremidades inferiores y ser la responsable del 16 % de los casos de ceguera. La mayoría de los pacientes (el 90 %) padece la diabetes tipo 2, que suele aparecer a partir de los 40 años y se puede evitar o retrasar con una alimentación equilibrada, ejercicio físico, y una vida saludable sin tabaco y un consumo moderado de alcohol. Más de 2 millones de españoles no saben que padecen esta enfermedad, y los dentistas pueden diagnosticarla en una revisión rutinaria.
Los pacientes diabéticos deben prestar mayor atención a su salud oral, ya que son más propensos a sufrir caries, en especial cuando se padece hiperglucemia. El uso del hilo dental es imprescindible en estos casos. Otro estudio reciente comprobó que los pacientes que sufren diabetes tienen un 50% más de riesgo de perder piezas dentales. Sus encías también son más vulnerables y tienen más probabilidades de sufrir gingivitis o periodontitis.
“Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de caries dental como consecuencia directa de la hiperglucemia. En otras ocasiones se ven afectadas las encías o los tejidos que rodean al diente produciendo gingivitis y periodontitis. El tratamiento odontológico del paciente diabético es diferente al de una persona que no tiene esta enfermedad”, explica el doctor Héctor J. Rodríguez, ex Patrono de la Fundación de la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración y colaborador de Compromiso y Seguridad Dental.
Existen diferentes factores que pueden producir la posible aparición de algunas complicaciones. Así, el control del dolor en la persona con diabetes es muy importante, ya que se ha comprobado que en todas las personas el estrés agudo aumenta la liberación de adrenalina y la eliminación de glucocorticoides y la disminución de la secreción de insulina. Todas estas alteraciones provocan un incremento de la glucosa sanguínea y de ácidos grasos libres que pueden descompensar una diabetes, ya que la adrenalina tiene efecto contrario a la insulina.
Por su parte, cuando el cuerpo percibe que hay una situación de estrés aumenta su producción de adrenalina, esta hormona ocasiona una cascada de reacciones en el organismo, entre ellas en el hígado, que mantiene un almacén de glucosa y grasas para las emergencias, y saca estos combustibles hacia la sangre para que estén disponibles en caso de necesitarlos, lo que hace que aumenten las cifras de estas dos sustancias en sangre. De esta forma el diabético puede desarrollar una hiperglucemia.
Otro factor de riesgo es la cicatrización de las heridas, que queda comprometida en el diabético por una alteración en la actividad celular con una menor síntesis de colágeno por parte de los fibroblastos y a un aumento en la actividad de la colagenasa. Finalmente, los pacientes diabéticos tienen mayor susceptibilidad a las infecciones. Según el tipo de intervención y el grado de control de la diabetes, para evitar complicaciones es recomendable la instauración de cobertura antibiótica preoperatoria y, sobre todo, postoperatoria.