1. 80% dieta vegetariana + 20% animal. Los flexitarianos se alimentan de frutas, verduras, legumbres y cereales, lácteos o huevos, pero no renuncian al pescado, carne o marisco de manera ocasional y en pequeñas dosis.
2. Se diferencia del veganismo o vegetarianismo en que el flexitariano no siente culpabilidad cuando consume algún producto de origen animal. Aunque sí muestra preocupación por el origen y la elaboración de los alimentos, la sostenibilidad y lo ECO.
3. El consumo ocasional de alimentos de origen animal permite obtener los aportes de ácidos grasos Omega 3necesarios para el organismo, proteínas y la vitamina B12. Además, es una alimentación baja en grasas saturadas y colesterol.
4. Adelgazar sin pasar hambre. Muchos flexitarianos apuestan por llevar a cabo cinco ingestas de comida al día, no muy copiosas. Además, cuando eligen proteína cárnica, se deciden por blancas y magras.
5. Sin “efectos secundarios”. Lo cierto es que más que una dieta es un estilo de vida sin contraindicaciones. Se puede llevar a cabo a cualquier edad y los beneficios no tardan en notarse: más energía, piel más luminosa, sistema inmunológico fuerte…
6. Más ahorro. Al reducir la ingesta de carne o pescado, se puede invertir más dinero en productos agrícolas BIO de calidad y aun así, el bolsillo sigue teniendo un respiro.