¿Dónde comenzó el bingo?
Se considera que Italia fue la cuna del bingo. La opinión más extendida es que el juego surgió en Florencia en 1530, como una forma de repartir riquezas al estilo de los emperadores romanos.
El juego se conocía como Lo Giuoco del Lotto D'Italia, que se traduce como "el juego de la lotería italiana". Sorprendentemente, esta iniciativa del siglo XVI funcionaba de manera muy similar a las loterías nacionales actuales. El público compraba tableros rectangulares con números aleatorios y observaba cómo se extraían una selección de números de un saco. El objetivo era acertar la mayor cantidad de números posible.
Aunque las limitaciones de comunicación impidieron que se convirtiera en una lotería nacional tal como la conocemos hoy, el juego generó mucho interés y se jugaba en sesiones separadas por todo el país. A finales del siglo XVIII, el juego se había extendido por Francia y Europa, llegando a España y Alemania a principios del siglo XX.
Las salas de bingo
En España, el bingo ha sido un fenómeno social que ganó popularidad rápidamente.
A principios del siglo XX, el juego ya se jugaba en ferias de atracciones, que eran eventos muy comunes en todo el país. Sin embargo, estos espectáculos itinerantes eran solo temporales, y con el tiempo creció el deseo de crear espacios de entretenimiento más permanentes, como las salas de bingo.
Durante las décadas de 1950 y 1960, muchos salones de baile y centros comunitarios locales comenzaron a organizar sesiones de bingo. Se colocaban largas mesas y sillas donde la gente se reunía para jugar, conversar y disfrutar. Rápidamente, las salas de bingo se convirtieron en puntos de encuentro clave en las comunidades, donde el bingo no solo era un juego, sino también un evento social compartido. Esto fue especialmente importante para muchas personas que, tras la posguerra, encontraban en estos espacios un lugar de reunión y distracción.
El salto a lo digital
El auge de Internet en la década de los 90 llevó muchas actividades al entorno digital, incluidas las compras y, por supuesto, el juego del bingo.
Actualmente, existen sitios web y aplicaciones de bingo que permiten a los jugadores disfrutar del juego desde cualquier lugar, a través de sus dispositivos móviles. Aunque el entorno digital parece muy distante de las salas de bingo tradicionales, los principios y reglas generales del juego se mantienen. Además, los jugadores todavía pueden disfrutar de la interacción social a través de las salas de chat en línea con las que cuentan muchas de estas plataformas.
El bingo online ha abierto un abanico de posibilidades para los amantes de este juego, facilitando su acceso y permitiendo mantener ese espíritu comunitario que lo ha caracterizado durante décadas en España.