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Alumnos madrileños crean un proyecto para construir una aldea sostenible en Kenia

jueves 06 de marzo de 2025, 21:20h
Alumnos madrileños crean un proyecto para construir una aldea sostenible en Kenia
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El proyecto promueve el uso de energía solar y la creación de un invernadero para mejorar la calidad de vida de las familias

Dirigido a la comunidad seminómada de Turkana, en el norte de Kenia

Un grupo de estudiantes de 4º, 5º y 6º de Primaria del colegio Highlands School El Encinar ha desarrollado un proyecto para mejorar la pobreza energética y las condiciones de vida de la comunidad seminómada de Turkana, en el norte de Kenia. Esta región enfrenta graves desafíos, como el acceso limitado a recursos, y los niños deben recorrer más de 5 kilómetros para llegar a la escuela, mientras que las familias sobreviven con solo dos comidas al día.

Este proyecto tiene como objetivo elevar la calidad de vida de los habitantes de Turkana centralizando los recursos energéticos, tecnológicos y productivos propuestos por los alumnos en torno a una de las escuelitas, que son los únicos centros que aglutinan la limitada actividad educativa y sanitaria en la región. Los estudiantes han comenzado a trabajar en esta iniciativa tras superar la fase inicial de admisión para participar en la IX Edición de los Premios Endesa a la Ecoinnovación, lo que destaca su gran potencial y compromiso con el cambio.

Un proyecto para un entorno vulnerable

Los alumnos comenzaron el proceso identificando diversos entornos vulnerables donde podrían desarrollar una solución energética sostenible. Finalmente, se decidió trabajar en Turkana, una región que enfrenta condiciones de vida extremadamente duras. En la zona, la falta de infraestructuras y recursos básicos, como carreteras o acceso adecuado al transporte, dificulta enormemente cualquier tipo de actividad. La ciudad más cercana está a unas 4 horas de distancia, lo que agrava la situación.

Las viviendas en Turkana se construyen principalmente con piedra y arcilla, ya que el plástico de baja densidad está prohibido en Kenia y las termitas dañan las estructuras de madera y los bancos de los alumnos.

La actividad económica de la comunidad se centra en el pastoreo de cabras y la venta de carbón vegetal, producto de la tala de los escasos árboles locales. La tierra tampoco es

demasiado rica, pues las riadas han acabado con el suelo fértil, complicando de esta manera cualquier tipo de plantación para obtener alimentos.

Además, los recursos son muy limitados: las placas solares que tenían están dañadas y sin opción de reparación por la falta de operarios, la única turbina de viento está rota y uno de los pocos pozos que nutren a una de las escuelitas está seco. La media de comidas diaria es de dos por persona.

Soluciones sostenibles y respeto a la cultura Turkana.

Los estudiantes han llevado a cabo diversas experiencias en el laboratorio de tecnología para explorar distintas formas de obtener energía, con el objetivo de identificar las que impliquen menores costos en fabricación, transporte, instalación y mantenimiento.

Una de las soluciones propuestas es la creación de un invernadero que proporcione acceso a frutas y verduras frescas a los niños de la Escuelita, quienes actualmente solo las consumen deshidratadas.

Además, se ha sugerido dotar a la comunidad de 10 bicicletas con dinamo de buje, que generarían energía suficiente para cargar un móvil, el cual se utilizaría como herramienta pedagógica. Así el absentismo escolar por las largas distancias que deben recorrer los niños disminuiría.

Otra propuesta clave del grupo es la dotación a las familias de una cocina solar, con el objetivo de reducir el uso de carbón vegetal y prevenir la tala de los pocos árboles que hay en la zona. Esto no solo contribuye a la conservación del medio ambiente, sino que también respeta y se adapta al estilo de vida seminómada de los turkana.

Un proyecto que promueve la cooperación y el aprendizaje

A la espera de la decisión del jurado, desde Highlands School El Encinar, se destaca la implicación de los jóvenes alumnos a la hora de abordar soluciones para comunidades desfavorecidas. El proyecto no solo ha supuesto el fomento de la cooperación y la concienciación de los niños, sino que también ha servido para poner en práctica sistemas de aprendizaje basados en problemas (ABP), el aprendizaje-servicio (ApS) y la experimentación ensayo-error. Así, el mayor premio radica en el servicio a los demás, en un acto de generosidad que también protege al medioambiente.

“Nuestros alumnos han podido comprender la diversidad de culturas y las dificultades que enfrentan multitud de personas en contextos como el de Turkana. A través de este proceso, hemos logrado desarrollar un proyecto viable que esperamos que, en un futuro cercano, pueda convertirse en una realidad que beneficie a la comunidad”, detalla Jo Triviño, responsable de Educación Internacional y del proyecto de Sostenibilidad Medioambiental de Highlands School El Encinar.

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