La doctora Sari Arponen afirma que “hoy ya sabemos que el origen de esta enfermedad está en el intestino” y pone el foco en el desequilibrio de la microbiota y en la permeabilidad de la barrera intestinal como herramientas de su activación paralelas a la predisposición genética.La profesional aboga por corregir ese ambiente intestinal alterado utilizando probióticos de cuarta generación, de derivación humana, y mejorando la dieta de los pacientes, optando por alimentos prebióticos y antiinflamatorios.